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Sobrarbe cuidadora de las emociones
Semana 4: ¿Cómo estás?
A la pregunta ¿Cómo estás/Cómo te sientes? Se suele utilizar la muletilla de "bien".
¿Cuántas veces la has usado o usas a diario, y cuáles de ellas pertenecen a un verdadero "estar bien"? Es normal que no siempre nos apetezca profundizar en nuestros estados, o que usemos esta muletilla a modo de cortesía. Pero seguro que, a menudo, debajo de ese bien ha podido estar un "derrotada" "a punto de explotar" "solo" "desanimada" "harto"
o ni siquiera hemos sabido identificar lo que nos sucede, pero hemos notado "que algo no va bien" e intentamos hallar las palabras, mientras decimos "bien, cansada, supongo, bueno, no sé, da igual".
Esta forma de expresarnos, denota una clara confusión acerca de cómo estamos y requiere detenerse a observar. También es común, ningunear o disminuir estados, como quitando importancia a algo que en realidad sabemos que lo tiene.
Como ya hemos explicado en los anteriores capítulos, tenemos, por un lado, las emociones básicas (alegría, ira, tristeza, miedo, asco y sorpresa) que son lo más primitivo, inminente y espontáneo y por otro, los sentimientos, estados de ánimo que expresan una emoción, son un proceso más reflexivo, donde la persona toma consciencia de su estado de ánimo y lo valora. Robert Plutchik en 1980 creó un modelo circular, para ayudarnos a entender las emociones básicas y sus combinaciones, lo que comúnmente llamamos la RUEDA DE EMOCIONES Y SENTIMIENTOS. La que nosotros mostramos es una variante, que nos invita a encontrar más fácilmente lo que buscamos. Es parecida a una paleta de colores, donde existen unos colores primarios (emociones básicas) y luego toda una escala de matices (sentimientos).
La rueda de las emociones es una útil herramienta para sacarte de dudas y poder comprenderte mejor, te puede ayudar a poner nombre a lo que sientes, ampliando tu vocabulario emocional, ya que como se dice en el lenguaje "lo que no se nombra no existe". Darle nombre, espacio y atención nos ayuda a reconocernos y a podernos conectar mejor con los demás.
Los beneficios de identificar tus sentimientos son varios y entre ellos, puedes notar como tienes más conciencia de lo que te afecta y tomar decisiones más ajustadas a lo que deseas, disponer de más autocontrol, relacionarte mejor con los demás al reconocer las emociones de los otros, entender las situaciones y como suceden de forma real, ayudándote a detener esos pensamientos que dan vueltas sin parar sin llegar a ningún lado, atender a tus necesidades y bienestar, mejorando así tu calidad de vida.
Probemos este sencillo ejercicio:
1. Observa la rueda de emociones, en el centro están las emociones básicas y alrededor, en las dos esferas exteriores, están los sentimientos que definen de manera más matizada cómo nos sentimos.
2. Detecta una situación que te haya generado conflicto interno o malestar, busca en el centro de la rueda la emoción básica que te genera.
3. Detente en cada elección, preguntándote ¿Cómo me hace/hizo sentir esa situación? Selecciona tres sentimientos que te hayan producido esa situación
.
4. Seguramente te aparecerán más y también serán bienvenidos. Una vez los tengas, intenta formar una frase con cada uno, por ejemplo de "culpable", "rechazado" y "insuficiente": "me siento culpable por haberme comportado de ese modo", "me sentí rechazado cuando me dijo que no podíamos vernos", "me sentí insuficiente por no estar dentro de sus planes".
5. Con este análisis ya tenemos información más detallada, ahora nos podemos hacer las siguientes preguntas: ¿Ya me he sentido así alguna vez? ¿Es un sentimiento que me pasa con más de una persona? ¿Cuándo fue la última vez que me sentí así? ¿Y la primera? ¿De dónde viene esto? Con las respuestas quizás podamos averiguar si lo que nos pasa es nuevo, viejo, si tiene que ver con nosotros o tiene que ver con el otro.
6. Para finalizar, podríamos preguntarnos ¿Qué me ayudaría a encontrarme mejor?
Recordemos que todo el rango de sentimientos algo nos quieren decir, y sea cual sea es válido, porque es válido todo lo que sentimos y cómo lo sentimos, no está ni bien ni mal, simplemente nos sucede por algo. En cada persona será diferente, y puede cambiar con el tiempo. Siguiendo este proceso, se puede llegar a la madurez emocional que sería el poder gestionar las emociones.
