Necesidades emocionales

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Centro de Prevención/ P.E.A

Sobrarbe cuidadora de las emociones

¿Qué necesidades tenemos?

La semana pasada comentamos varios aspectos a tener en cuenta para mejorar la autoestima, durante los siguientes episodios ahondaremos en alguno de ellos.

En esta ocasión hablaremos de la importancia de conocer nuestras necesidades. Cuando hablamos de necesidades el abanico es tan amplio que debemos concretar, y en esta ocasión hablaremos de las necesidades emocionales; cómo las llevamos a cabo, dice mucho sobre cómo estamos en el mundo y cómo nos relacionamos.

Para poder en práctica una necesidad, necesitamos estar en contacto primero con la sensación del cuerpo y las emociones, seguidamente, reunir la energía para ponerla en marcha y una vez satisfecha sabernos retirar de esa necesidad ya cubierta. Puesto que, también hay que saber poner un fin a una necesidad, ya que si no nos aferramos a ella.

En las relaciones, a menudo, se sobreentienden las necesidades de cada uno, y normalmente lo que sucede es que se generan expectativas respecto a lo que el otro debe aportar. Cuando esto no se cumple es cuando viene la decepción o la frustración. Una buena alternativa es poder comunicar las necesidades, de una forma concreta, para que la otra persona tenga la información y se puedan barajar posibilidades o llegar a un acuerdo.

Para poder comunicar una necesidad, hay que utilizar una comunicación asertiva (hablaremos más delante de ello) para poder crear un diálogo horizontal, donde nadie se sienta atacado u obligado, si no dando espacio a las emociones y las opciones de ambas partes.

Normalmente, detrás de un malestar, suele haber una necesidad, con un miedo. Por eso es importante conocer qué necesidad no se está cumpliendo dentro de ese malestar y también que miedo hay, para conocerlo y saber de qué se trata. Este simple hecho, no nos quita el malestar por si sólo pero sí que nos aporta conciencia, para darnos cuenta de lo que sucede y para hacernos comprender. Por ejemplo, puede que tenga la necesidad imperiosa de tener tiempo para mí, y al estar siempre dando a los demás nunca puedo atenderme y eso me genera un malestar emocional, puede que lo que no me deje parar de atender en el exterior es mi miedo a decepcionar; o puede que necesite socializar más, pero mi miedo a ser rechazado, me impide poder socializar con naturalidad; o puedo estar necesitando ponerle límites a alguien que lleva años sobrepasándose y la falta de ello hace que acabe teniendo una sensación de angustia y alerta constante, pero mi miedo a la posibilidad hacer daño me paraliza.

Aprender a detectar nuestras necesidades, de forma concreta, canalizándolas en acciones y actitudes que ayuden a poder satisfacerlas, nos puede regular emocionalmente.

Un pequeño ejercicio:
Detecta algo que te preocupe, e intenta extraer la necesidad. Cuando la tengas, intenta concretarla al máximo. Por ejemplo: Necesito más tiempo libre. Necesito más tiempo libre para el descanso y poder disfrutar con mi familia. Luego intenta ver qué miedo no te permite llevar a cabo tu necesidad. No me permito este tiempo libre por miedo a sentirme luego culpable, decepcionar

Una vez detectada la necesidad, ahí viene el trabajo. Normalmente, detectar las necesidades suele ser una tarea más o menos asumible. Lo que sucede es que a la hora de organizar toda la energía para llevarlo a cabo es una tarea más complicada. ¿Por qué? Porque funcionamos en base a tendencias instauradas hace tiempo, por diferentes motivos (creencias, miedos irracionales, patrones familiares), y eso hace que sea más complejo salir de la tendencia. Hay necesidades que son más asumibles, pero otras que son más complejas, y no hay manera de flexibilizar.

También a veces emergen necesidades poco saludables, como por ejemplo adiciones, dependencia emocional, etc. que se vuelven una necesidad, pero en realidad lo que hacen es enmascarar o adormecer otras necesidades emocionales.

Comunicar lo que uno necesita no es un camino de rosas, ya que por muchos motivos, una persona puede estar poco acostumbrada a hablar de lo que necesita, o puede que tenga miedo de la reacción que pueda causar en el otro. Puede que sea incómodo y hasta doloroso, pero forma parte de la sanación emocional.

Estar conectado con las propias necesidades también es una oportunidad para poder escuchar las de los demás y permitirte y permitirles comunicarlas. Todos somos diferentes y tenemos necesidades diferentes, lo importante es llegar acuerdos que nos hagan crecer y mejorar las relaciones.

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